II




Pude sentir el olor de la masa que preparaban en el piso de abajo, luego huele a quemado y se nos sube el humo por entremedio de las tablas

En hombre tiene la espalda más ancha que yo haya visto, la camisa sudada, a cuadros y remangada hasta los codos, le fueron cortando las piernas de apoco, el pie izquierdo primero, la rodilla después. Una vez lo escuché caerse de su silla, fue un golpe seco, cerca del baño, tardó horas en levantarse, pero no dijo nada, escuché arrodillada en el piso mientras tomaba un café.

La casa siempre tuvo olor a humedad pero las paredes resistieron el último terremoto.

Nosotros huimos de la nuestra, el concreto cayó sobre las camas, ahora alguien vive ahí,

un desconocido, taparon con pintura las paredes rotas.

Hace tanto tiempo que no se oye nada en esta radio, la mantengo enchufada, pero jamás la enciendo, me gusta poner el oído cerca del cable y oír el ruido de la electricidad.

Por más que escuche música anglo, cuando camina por la ciudad y no ha comido nada, vuelve a entonar las mismas canciones de leodan que escuchaba los domingos

Nosotros no cantamos en inglés, tatareamos la música y seguimos el ritmo

Nos quedamos escuchando al tipo que intenta encontrar el equilibrio entre la espalda

y la falta de piernas

la silla cae dos veces, él no dice nada

sólo se oyen sus movimientos.

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