Los amantes del London Park


Hace 15 años recorrí por primera vez la feria de Av Argentina. Por estos tiempos las cosas no han cambiado demasiado. El último domingo fui de nuevo. Esta feria exagera por todos lados, la comida, la ropa barata, miles, miles de accesorios y libros, y aquí tengo que retroceder 4 años, cuando en uno de mis paseos me encontré con un viejo libro a $ 200 , sin tapa y contratapa me gustó el título “los amantes del London Park”, para mi sorpresa estaba firmado por su autor con un claro lápiz azul que apenas se puede leer: don Luis Cornejo. Seguramente olvidé leerlo y lo retomé días o semanas después. Los amantes del London Park es una historia de amor, mejor aún una historia de amor y celos, o aún mejor una historia de amor y celos que ocurre en Valparaíso en los años 40. Como toda historia de amor termina con un muerto. Me decidí buscar al autor , había fallecido en 1992 su libro más conocido es “Barrio Bravo”. Luis cornejo nació en una familia pobre de Santiago su padre era albañil y por algún tiempo, después de la muerte del padre Cornejo se dedica también a trabajar en construcción. Le gusta el teatro, el cine, trabaja en la producción de El chacal de Nahueltoro, por ejemplo, pero a su pesar no es un buen actor. Se casa, tiene hijos . imagino que recuerda que hace algún tiempo, cuando tenía 20 años había escrito cuentos y que lo habían criticado bien ( el viejo Alone se queja de que este joven cuentista haya sido agarrado por el partido comunista para lavarle el cerebro). Cornejo se decide a escribir y a hacer libros, que no es la misma cosa: los escribe y él con toda su familia son la imprenta. Seguramente los cosen, los empastan, todo junto, todo en la casa. Cornejo se va con sus libros a la plaza de armas de Santiago, durante el resto de su vida se dedicó a esto. Escribe, hace y vende sus libros acompañado de su esposa e hijos. Le detectan un cáncer avanzado y muere pocos meses antes de haber abandonado su tradicional puesto. La mujer de Cornejo todavía vende los libros de su esposo, ya no en plaza de armas, sino junto a la Biblioteca Nacional. Ayer cuando me despertaste en la mañana , después de hablar media por hora por teléfono me acordé de Cornejo, me acordé de su esposa que seguramente estará en la biblioteca y que ojalá venda libros todavía , (tengo que conocerla pronto y ver qué más le puedo leer) me acordé también de este blog que tenia abandonado hace más de un año.
Aquí nadie deja de tener miedo, aquí se asume la pérdida, y con aquí, entiendo ahora. Y es que lo que esperabamos, es de seguro otra cosa que esto con lo que nos encontramos ahora. Como una mueca recordatoria quise recuperar la antigua presentación de este blog.


"Existe un proyecto que se viene amasando desde hace años. Que comienza con un fuerte dolor de cabeza y que termina finalmente en el estomago. Luego uno comienza a leer autores que nadie conoce, los peores de su época, los que terminaron como terminan los valientes: con los ojos abiertos y la cara limpia de llanto. Y uno comienza a recordar el paisaje que rodea la casa de sus padres y lo lejana que se ve la cordillera desde ahí y simplemente no puedes sacarte una mueca de risa del rostro".

Mi hermano, yo y Joaquín lavín.



5.30 De la tarde y mi hermano, Aarón llega a la casa- Lavín está en Av. Uruguay con Pedro Montt sacándose fotos con la gente-
Me pongo las Zapatilla y salimos corrientos.
Cerca de 30 personas están fuera de Farmacias AHUMADA, dos chicas toman las fotos del candidato.
Nos acercamos rápidamente y es el primer contacto visual, él ya supone que no venimos a tomarnos fotos con él, Aarón levanta la mano y hace un gesto de no entender qué hace ese tipo ahí, Lavín ya está seguro que no estamos ahí por estar, deja un momento se sonreír a las cámaras y a una mujer de más o menos 30 años que le está pasando a su hijo para que lo tome en brazos.
-Cuidado Francisco...- se le escucha desde menos de un metro de distancia, en donde estamos.
-Señor, qué se siente ser parte de una secta que controla el conocimiento de jóvenes cómo nosotros!-
-Señor, qué hace aquí tomándose fotos cuando hace menos de treinta años estaban matando a miles de porteños tras el nombre de la dictadura!-
Yo no estaba en eso... responde
Un matón de más de dos metros, entiendo se trata de Francisco, se acerca a mi hermano y se pone justo en frente
-ándate de aquí huevón, o te va a ir mal-
-tenemos derecho de estar aquí , tanto como tu huevón, esto es democracia, democracia que tipos como estos amenazaron hace treinta años-
-ándate de aquí huevón-
mientras señoras que de seguro tienen menos de 3 Lucas en el bolsillo nos comienzan a empujar y a amenazar....
-QUE SE SIENTE SER UN ASESINO!-
Uno de los dos grita, y la gente comienza a mirarnos , nos miran con amenaza, pero también tienen miedo, una señora nos mira y nos dice que mejor nos vayamos , que nos puede ir mal.
Nunca el matón estuvo a menos de 20 centímetros de nosotros.
ANDATE DE AQUI HUEVÓN!- o te va a ir mal,
-me estai amenazando?-
- Si, huevón, te estoy amenazando-
- amenázame con los pacos al lado po huevón, amenázame-
Y en el mismo momento en que lo dijo, pensé en que los pacos no serian de mucha ayuda.
Lavín nunca deja de sacarse fotos , al mismo tiempo en que deja de mirarnos de soslayo para escudarse con la misma gente que no deja de fotografiarse y de recibir sus fotos-
Una señora nos amenaza y deja de lado su cartera:
-Váyanse de aquí , déjenlo tranquilo.
déjenlo tranquilo, pienso... que lo dejemos tranquilo, como si dos personas , como mi hermano y yo tuviéramos otra posibilidad de intranquilizarlos, de mostrarle a tipos como Lavín, que no pueden andar por la calle tranquilos, que ni todo la televisión basura, ni todos lo canales , ni todos los notiarios comprados pueden hacer que se nos olvide, que lo único que tenemos en las manos, señoras es la historia de nuestros padres, que lo único que tenemos, no se llama comunismo, no se llama más que un par de dudas que Lavín mira de soslayo, que Lavín no responde, que lo único que tenemos es una rabia cabrona que nos hace salir de la casa , por ultimo para que no se vaya tranquilo, por último para que su matón haga su trabajo, por último para que la gente se despabile y finalmente, en una de esas deje de tener en la cara esa triste expresión de flash.

Verano TV




I
el frio en el paradero era húmedo y largo
mientras tanto Camila
se me sienta en las piernas
a la hora de la fila del colectivo
La niña habla como los chicos de la televisión por cable
eses perfectas
y adjetivos difíciles
para una pequeña de 5 años viviendo a esta altura de Sudamérica
-estas piedras tienen una música espectacular- me dice sonriendo
sin dejar de golpearlas
cerca de sus oídos.

Pensé en todo lo que cae o lo que ha caído a pedazos en este tiempo
y es que las tardes de domingo
siempre
se me ocurrieron tan blancas.








Verano TV
II

Estoy estrenando una nueva cama
me recuesto descontracción muscular
Como si un vaso de cerveza
y una tarde de terror
fueran suficientes
para borrar esta espera de casi un año
Como si fueran suficientes para olvidar este daño cerebral
del que sólo yo me doy cuenta
y que cada día se me hace más evidente.
Y es que pienso en todo lo que ha caído ha pedazos en este tiempo
y en todos los años que llevo
sin escuchar
al menos
una melodía
singular.










Verano TV

III

Cómo confiar en los signos vitales del conductor
cuando la velocidad alcanza los 260 kilómetros por hora
Desabrocho el cinturón de seguridad
con los ojos fijos en los carteles
de emergencia

Este recorrido a casa es terrible
en el sentido de los castigos del Olimpo
en el sentido de una pena capital

Este camino a casa es como una terapia grupal
en el todos los integrantes
ríen a carcajadas
mirando fijamente a los ojos del instructor

Este camino a casa
es como todos los caminos
a todas las casa de la periferia de la ciudad
como los caminos de Lorca
de Camila
de los padres de Camila
que la sientan a ver la televisión por cable
con la esperanza de evitar una marca
pero esta marca periférica
supera las astucias lingüísticas
se lee como una mala canción a través del auto
en el que últimamente
sólo funciona el sistema de sonido
Igual al auto blanco de mi padre
asentado en el jardín de mi casa durante media década
esperando la ayuda de los niños del barrio
para un primer impulso motor
un jardín en el que nunca creció nada más
salvo el calor de los meses vacacionales de Santiago
pequeñas piernas
atestadas
y corriendo descalzas por la calle
tardes de calor capeadas
por la felicidad eufórica del único grifo abierto desde las 4
o los largos viajes en micro
rumbo a la fuente alemana de plaza Italia
en donde solíamos veranear
en aquellos años.