Verano TV




I
el frio en el paradero era húmedo y largo
mientras tanto Camila
se me sienta en las piernas
a la hora de la fila del colectivo
La niña habla como los chicos de la televisión por cable
eses perfectas
y adjetivos difíciles
para una pequeña de 5 años viviendo a esta altura de Sudamérica
-estas piedras tienen una música espectacular- me dice sonriendo
sin dejar de golpearlas
cerca de sus oídos.

Pensé en todo lo que cae o lo que ha caído a pedazos en este tiempo
y es que las tardes de domingo
siempre
se me ocurrieron tan blancas.








Verano TV
II

Estoy estrenando una nueva cama
me recuesto descontracción muscular
Como si un vaso de cerveza
y una tarde de terror
fueran suficientes
para borrar esta espera de casi un año
Como si fueran suficientes para olvidar este daño cerebral
del que sólo yo me doy cuenta
y que cada día se me hace más evidente.
Y es que pienso en todo lo que ha caído ha pedazos en este tiempo
y en todos los años que llevo
sin escuchar
al menos
una melodía
singular.










Verano TV

III

Cómo confiar en los signos vitales del conductor
cuando la velocidad alcanza los 260 kilómetros por hora
Desabrocho el cinturón de seguridad
con los ojos fijos en los carteles
de emergencia

Este recorrido a casa es terrible
en el sentido de los castigos del Olimpo
en el sentido de una pena capital

Este camino a casa es como una terapia grupal
en el todos los integrantes
ríen a carcajadas
mirando fijamente a los ojos del instructor

Este camino a casa
es como todos los caminos
a todas las casa de la periferia de la ciudad
como los caminos de Lorca
de Camila
de los padres de Camila
que la sientan a ver la televisión por cable
con la esperanza de evitar una marca
pero esta marca periférica
supera las astucias lingüísticas
se lee como una mala canción a través del auto
en el que últimamente
sólo funciona el sistema de sonido
Igual al auto blanco de mi padre
asentado en el jardín de mi casa durante media década
esperando la ayuda de los niños del barrio
para un primer impulso motor
un jardín en el que nunca creció nada más
salvo el calor de los meses vacacionales de Santiago
pequeñas piernas
atestadas
y corriendo descalzas por la calle
tardes de calor capeadas
por la felicidad eufórica del único grifo abierto desde las 4
o los largos viajes en micro
rumbo a la fuente alemana de plaza Italia
en donde solíamos veranear
en aquellos años.










2 comentarios:

Daniel Gonzalez dijo...

Felicitaciones por el blog espero que tenga suerte con este proyecto en relacion a la imagen esta bien me hace relacion a un pasado de algun auto de carrera que por el abandono de su dueño debio resignarse y quedar varado.

Daniel Gonzalez. Suerte!

Ópera dijo...

gracias Daniel.
ese auto es un modelo antiguo. encontré esta foto y es idéntico a uno que tuvimos con mi familia hace muchisimo tiempo y que a diferencia del dueño de tu auto de carrera, nos resitiamos a botar.