mi papá está llorando dos piezas más allá
lo puedo escuchar porque estas habitaciones no tienen puertas
dejó de construirla
cuando supo que no era suya
un asunto de malos negocios.
A comienzos de los noventa en esta casa no había comida
sólo tarros vacíos que tenían los nombre de los condimentos, o el arroz, o el azúcar.
Se sientan a la mesa y comen pan con leche , agua y azúcar
fue fácil aprender cuál era la mezcla y consistencia precisa para esta pasta dulce
recuerdo que la chaqueta de mi papá siempre olía a pescado ahumado, y a humedad
una tarde recordaron que en el ropero todavía estaba su vestido de novia,
lo pusieron sobre la alfombra y comenzaron a cortar jirones que luego pintaron con témpera
vendieron los cintillos en el parque O´Higgins, también cigarros
nos malacostumbramos a pensar que la historia terminaba bonito
porque ese día comimos pollo y papas fritas.
Ahora sigue llorando, su mujer lo abandonó , nunca fue militante, y los hijos vienen a casa
cada vez menos.






Fotografías Sergio Larraín.

1 comentario:

Paula R.D dijo...

Qué buena imagen la del vestido y los cintillos... No sé por qué me imaginé muchos cintillos rojos, con ese tono rojo raro de las témperas baratas. Sensación de color desgastado y lleno de grumos.